Estamos ante una profunda crisis social y planetaria donde nada es más urgente y relegado que ocuparnos de nosotros mismos. La necesidad es sentida por un creciente número de personas, pero aún se considera un lujo que se puede postergar. Corremos para satisfacer el mandato de ser seres productivos, y así poder ser parte de la cadena de oferta y demanda de bienes, en resumen, para ser parte de la consciencia moral actual.

Aunque parezca un razonamiento pueril, la situación que vivimos en sociedad se compone de actitudes individuales, y son los individuos los que pautan la dirección en la que apunta el interés del consumidor. La ecuación que utiliza el mundo corporativo es muy simple: a mayor insatisfacción personal, mayor el consumo de bienes impuestos a través de la cada vez más perfeccionada publicidad masiva. Por este motivo, el único antídoto efectivo a esta inoculación publicitaria en masa, que lleva al ser humano actual a consumir ciegamente (con las consecuencias ambientales que la producción de estos bienes genera) es la satisfacción y el disfrute de la vida.

Todos los seres humanos nacemos conectados con nuestra sabiduría interior en estado oceánico, o sea, aún de manera indiscriminada. Para convertirnos en adultos adaptados a esta cultura debemos pasar por un proceso de socialización muchas veces muy duro, que lleva a la persona a levantar poderosos mecanismos de defensa inconscientes, destinados a preservar la integridad del ser ante la dureza de una cultura que desprecia y abusa de la vulnerabilidad. Estos mecanismos perduran hasta la adultez, y de la misma manera en que protegen al individuo de las agresiones del exterior, también le impiden nutrirse del mismo y generar una vida interesante y creativa, digna de ser llamada VIDA. Los mecanismos de defensa, por ser inconscientes pasan inadvertidos a la voluntad y actúan, muchas veces, a pesar de la persona.

Cuando tenemos la oportunidad de asistir a una actividad en la naturaleza como la realizada en marzo 2021 por https://ecopsicologia.com.uy  y  https://www.viavita.uy/  es fácil observar, para el ojo experimentado, las defensas colocadas en miedos al mundo natural que aíslan a la persona de uno de los nutrimentos más importantes para el alma humana y que está al alcance de todos. Un ser humano que es capaz de asombrarse ante los procesos de la vida como lo hace un niño pequeño, retorna a su vida cotidiana con el alma llena, los pensamientos ventilados y limpios, la emoción a flor de piel y la capacidad de sentir infinita, con todo lo que trae la vida. Este sentir se comparte y se expande entre los más cercanos e imanta a los demás a acercarse a la naturaleza también.

¿Pero cómo hemos de acercarnos a la naturaleza si estamos defendidos y no nos damos cuenta? Trabajar sobre nuestros mecanismos de defensa es vital si queremos ser seres humanos saludables, parte de la solución y no del problema actual.

Psic. Teresita Domínguez

IES Uruguay

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Teresita Dominguez
Psychologist, graduated Psychotherapist, post-graduated in psychotherapy for children, teenagers, adults and groups in Gestalt at the Centro Gestáltico de Montevideo, and Analytical Psychology at the Universidad Católica del Uruguay. Ecopsychologist since 2007 when she was recognized charter for EES in her country. She has been working in her private practice as a psychotherapist for 20 years at Montevideo and Punta del Este, Uruguay. Director of the Centro de Ecopsicología del Uruguay. President of the European Ecopsychology Society (EES) until 2017. She dictates EES Training for Uruguay since 2011. Ethics teacher for psychologysts at the UNIFA (Uruguay). She has been leading ecopsychologycal retreats, seminars and workshops in nature since 2007, as well as native American ceremonies for women, general public and families. Author of the book “Así Como Adentro Afuera, la Ecopsicología”, and of several articles in magazines.