Sabido es que los occidentales nos hemos alejado de la naturaleza a la que hemos señalado como “lo otro” y nos hemos lanzado frenéticamente al mundo siguiendo el mandato bíblico de “salid y dominad la tierra”.
La pandemia del Covid 19 nos ha encerrado en nuestras casas y ha detenido nuestro desenfreno creativo. Stop!! Así, de un plumazo, de un día para otro. Algo que podría parecer inconcebible, teniendo en cuenta que en nuestra cultura adoramos la velocidad y la consecución de logros materiales, profesionales, espirituales…
No se han necesitado consensos mundiales ni revoluciones sociopolíticas para hacernos parar a miles de millones de personas. Ni siquiera la sacrosanta economía lo ha impedido.
El Covid 19 nos ha confrontado, por una parte, con nuestra vulnerabilidad destruyendo nuestra ilusión de omnipotencia cultural y por otra, con la interconexión radical entre todos los humanos y todas las formas vivas. De un día para otro el Covid 19 ha hecho semiobsoletas las políticas nacionales y las fronteras, ha tensado los Sistemas de salud hasta casi hacerles saltar por los aires, ha parado los negocios y puesto patas arriba los pilares sagrados de la economía, ha colocado sobre la mesa los derechos de la tierra y los bienes comunes: agua, aire, diversidad biológica con los que no se debería comerciar…
No resulta exagerado decir que estamos inmersos en una revolución en marcha inducida por un pequeño-gran virus.
Pero ¿qué ocurre cuando decrecen las presiones exteriores del trabajo y se reduce la movilidad física y el contacto social?
Podemos observar que, también el estado de confinamiento nos ofrece nuevas oportunidades inéditas:
1.- Disminuye el estrés, la enfermedad de nuestro tiempo y de nuestra cultura
2.- Disminuye la contaminación y mejora la calidad del aire
3.- Podemos hacernos dueños de nuestro tiempo.
¿Qué implica hacernos dueños de nuestro tiempo? No quiere decir que tengas el control absoluto para decidir en todo momento, porque estás sujeto a las leyes de la naturaleza y de la sociedad, pero al estar más liberado de compromisos externos dispondrás de caudales aumentados de tiempo disponible.
Puedes adoptar un ritmo más slow. El ritmo slow te permitirá ir diseñando tu propio Ritmo Orgánico.
Y qué ocurre cuando vas más despacio?
A.- Puedes vivir el día a día en estado meditativo. Al disminuir la cantidad de movimientos, aumenta la concentración. Sabido es que la absorción favorece el estado de “flujo” y este la segregación de serotonina y endorfinas.
B.- Puedes escuchar el cuerpo y cuidarlo
A ritmo slow es más fácil otorgar atención a las sensaciones físicas y emocionales ¿qué siento, física y emocionalmente?, ¿qué prefiero?, ¿qué me agrada?, ¿qué me desagrada?, ¿qué me sienta bien?, ¿qué me sienta mal?
Tomar tiempo para “escuchar” la variedad de impulsos y facetas que constituyen “la multitud” de nuestro organismo: ¿qué hace cantar mi alma?, ¿qué está queriendo emerger?, ¿qué se me da bien? ¿qué quiero ofrecer a los demás? ¿ qué da sentido a mi existencia?..)
Y cuidar el cuerpo adecuadamente, más allá de los estereotipos de las modas imperantes.
4.- Explorar nuevas formas de relación social. Dado que somos seres gregarios por naturaleza, el confinamiento nos obliga a practicar el intercambio de visiones e ideas de forma virtual y a valorar la importancia de los vínculos telemáticos (a la vez que valoramos, por añoranza, el vínculo físico ahora interrumpido)
4.- Repensar los modelos de felicidad que nos ha ofrecido la cultura y redefinir el Buen Vivir desde otras perspectivas: ¿Qué es lo verdaderamente importante para mí? ¿y para los demás? ¿en que consiste Vivir Bien? ¿qué modelo de felicidad ofrece mi cultura? ¿qué otros modelos existen? ¿ cómo mantener el equilibrio con otras formas de vida o energías? ¿qué nos conviene como especie? ¿qué cultura apoya mejor el Buen Vivir?…
5.- Redefinir los estilos de vida que hemos adoptado hasta ahora y descargar agendas.
6.- “Tiempo después del tiempo”: Disponer de mucho más tiempo para practicar tus aficiones favoritas que no tenían el espacio suficiente en una agenda sobrecargada. Si quieres leer lee, si quieres dormir duerme, si quieres caminar camina (dentro de los límites establecidos)….
Es un lujo (que no hace daño a nadie) disponer de tiempo amplio sin ninguna obligación (“Espacio vacío”). Es interesante observar lo que haces en tu tiempo libre, cuando la acción sólo depende de ti.
Sigue tu intuición
El confinamiento nos ofrece tiempo para la introspección individual y una reflexión sobre nuestra cultura.
El reto al que nos enfrentamos es descomunal y no faltarán las convulsiones, pero será necesario recuperar el equilibrio con un nuevo orden mundial más justo e inclusivo. O aprendemos y nos adaptamos con armonía o el caos hará estragos entre nuestra especie.
Nota:
Ritmo Orgánico. Estilo de vida con un orden pautado por el “Líder Orgánico”, nombre metafórico para referirse a la zona prefrontal del cerebro, responsable de las funciones directivas (la parte más sabia de nosotros mismos) que se guía por la perspectiva de: Bueno para mí, bueno para ti, bueno para el entorno.